Es curioso como puede llegar a cambiar la percepción de una ciudad. Burgos, tintado por los rayos de un inteso astro Sol, parece distinto. Atrás quedó el frío, las nevadas, el gélido viento... y con ellos se quedaron las malas vibraciones y los sentimientos contradictorios.
La posibilidad de poder salir a disfrutar de la ciudad es seductora. Y más aún con mi nuevo descubrimiento: los paseos en bici. Nunca he sido en exceso de bicis ¡y lo que me estaba perdiendo!
En ocasiones me pregunto si será culpa del arte. En ocasiones pienso "¿será cosa de los artistas?", pero nunca encuentro respuesta... Quizá sea por estar todos al borde del precipicio en el momento exacto.
Lo cierto es que quizá por astros mal alineados, quizá por el tiempo, quizá por el destino o por cualquier otra puta fatalidad, hoy ha sido una de esas mañanas en las que deseas desaparecer (y parece que para I., N. y E. también...)
Sé que el tiempo se me viene encima, me esperan veintipico días fatídicos. Pero quiero obligarme a pensar en verde, no pueden haber más días como hoy en los que parezco andar con dos pies izquierdos.
¿Planes para esta tarde? DESCANSAR LA MENTE, ¡obligatorio!
Y, como siempre digo, "Mañana será otro día" (y que sea mejor, porrrr dios!)
No recorren altos tejados ni salen a cazar en la misteriosa y mágica noche. Pero su curiosidad sigue tan viva como siempre y su instinto aventurero es inigualable. Son mis gatos, Ronny y Pulgui. Sin ellos, la historia de este Felino no sería la misma.